viernes, 11 de julio de 2014

¿Ya tienes la respuesta?

A veces ocurre y cuando menos te lo esperas, en apenas unos minutos, las piezas del puzzle se vuelven a colocar. Sin apenas hacer nada, o al menos tu crees que no has hecho nada, tan sólo dejar de dar vueltas a lo mismo, sencillamente, has dejado de pensar. Cansada de buscar respuestas que gusten a los demás, que abarquen todo y que no te hagan elegir para no perder, enfocada en eso, en lo que pierdes cuando decides y ni siquiera te fijas en lo que sí vas a ganar, llega un momento en el que te rindes, tocas fondo y sólo hay una opción: dejar espacio a la emoción, sentirte,escucharte...parar, observar, vivir.
 
Y te rindes al momento, a lo que está siendo. A vivir porque sí, porque te apetece estar, dejarte llevar. Te atreves de dejar de hacer, a dedicar tu tiempo a lo importante, a re-conocer lo que de verdad te importa (auque no sea lo que toque, lo que debería importarme porque está establecido así), a parar porque no puedes dejar de mirar a ese abuelo que pasea orgulloso, feliz, a su nieto por el parque...y te emocionas con esos gestos sencillos, cargados de amor, reconocimiento, admiración, esos gestos que todos los días tus hijos, tu pareja, tus amigos, te regalan y que tu, que tienes tanta prisa, que vas con el piloto automático puesto, apenas intuyes, aprecias.
 
Te dejas en paz, dejas de pensarte, te sientes, te escuchas, te vives. Tan sólo, eres.
 
Y es entonces, sin previo aviso, con ayuda de unas cuantas conversaciones de esas que te nutren y te hacen crecer y que están llenas de miradas y silencios y escasas de palabras, cuando todo encaja. Y esa fuerza que llevas dentro sale y ese poder que es tuyo que viene de tu ser, del orgullo por ser quien eres, te hace ver que las respuestas más válidas, las más sinceras están dentro de tí, aunque a veces llegan en forma de susurros, envueltas con miedos que parecen invencibles, rodeadas de muros de intolerancia y dolor, camufladas por normas, creencias que te hacen más pequeña, franqueadas por deberías, por tengo que, en definitiva, son respuestas que necesitan de tu valentía para ser escuchadas.
 
Las respuestas a nuestras preguntas sólo las tenemos nosotros. Lo que necesitas saber, ya lo sabes, está dentro de tí. Ahora toca ser valiente para parar, preguntarte y escuchar-te. Aunque quizás...no sea tan importante la respuesta...
 
"Si un día terminas con las respuestas y no te surgen preguntas, estarás acabad@."
 
 

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