jueves, 18 de diciembre de 2014

Tiempo de Creatividad,Consciencia,Presencia

Si existe una época del año que tenga más detractores o defensores, esa es la Navidad. No nos ponemos de acuerdo y hay quién ve en esta época del año consumismo exagerado, prisas y estrés por llegar a tantos y tanto compromisos, cenas, comidas…atascos y más atascos, ruido, mucho ruido y gente en las calles, en la carretera, en el lugar que elegimos para pasar unas vacaciones que esperábamos fuesen tranquilas y descansadas.  Para los defensores esta es una oportunidad de volver a encontrarse con personas queridas, de volver al hogar, de recrearse en el placer de la comida, de descansar….Y es que todo depende de dónde ponemos nuestro foco al mirar, de nuestra actitud. La Navidad es una época de celebraciones, de encuentros…y podemos vivirla desde la queja, porque es siempre lo mismo o desde la creatividad y la autenticidad.
 
Si nos quejamos de que tenemos que ir a las cenas de siempre, a quedadas con amigos que no nos apetecen, a esa comida en familia con personas que no nos gusta, si vamos a comprar los regalos de reyes ya con mala cara, agobiados por las colas que hay en las tiendas…si resulta que escogemos esos días para irnos a estrenar la temporada de esquí y nos ponemos malos sólo con pensar en la gente a la que también se la ocurre lo mismo…si nos obligamos a estar sonriendo cuando en realidad sentimos tristeza…entonces, está claro, estos no van a ser uno días especiales. Nuestra atención está puesta en lo negativo, estamos haciendo lo que el resto del rebaño hace, nos dejamos llevar por lo que “tiene que ser”, vivimos la Navidad en piloto automático.
 
¿Y qué pasaría si elegimos vivir esta Navidad desde la...?

Creatividad para hacer una Navidad diferente, la Navidad que yo quiero. Si la creatividad es la capacidad de adaptarnos  al medio a través de ideas que aporten valor, que nos ayudan a solucionar problemas o aquello que nos gusta, desde otro lugar, aportando ideas que salen de nosotros y que hacen que vivamos en este mundo de forma más amable, incluso más divertida y armónica, cómo vivimos la Navidad es en gran medida, responsabilidad nuestra.  Si no estoy de acuerdo con ese consumismo exagerado que parece imperar en estos días, yo busco otra forma de celebrar la Navidad. Proponer a tus amigos un encuentro diferente, que no tenga que ser en un restaurante, porqué no una pequeña marcha por el monte, con una exquisito bocata de jamón y tomate para almorzar…o visitar un museo o ir a un concierto todos juntos…o ver una obra de teatro…juntarte en casa y ver una peli juntos…tantas y tantas opciones! ¿Te atreves a salirte del rebaño, a proponer alternativas diferentes, divertidas, creativas?
Consciencia: Esta es una época para celebrar. Y Celebrar es Apreciar, dar sentido a lo que sucede, a lo que haces. Es un acto íntimo, de reconocimiento, de unión con lo que está siendo, con quien está siendo. Cuando estés con tu familia, con tus hijos, con tus amigos, celébralo. Hay tanto que celebrar!! Que estáis juntos, que os reconocéis, que un año más podéis juntaros a celebrar la vida, a recordar vuestra infancia, esos momentos que compartisteis, que fueron únicos, que hicieron sentiros personas queridas, que cada vez que las recordáis años tras año, os partís de risa por las mismas anécdotas, que os sube un escalofrío de ilusión al recordarlas…Eso es poner consciencia.

Incluso cuando hacemos esos regalos de reyes a las personas queridas, cuando toca pensar en qué regalar aquí también podemos poner consciencia! Valorar el tiempo que estamos pensando en el otro, para encontrar ese regalo que haga que sus ojos brillen de ilusión al abrirlo (y si tú has dedicado este tiempo, piensa que el que te regala a ti, probablemente también). Podemos crear y hacer ese regalo con nuestras manos y nuestra imaginación…o podemos comprarlo. Incluso aquí, también podemos poner consciencia y comprar en nuestro barrio, en locales pequeños, apoyando proyectos y sueños. Nuestro dinero es energía y allí donde ponemos éste, estamos diciendo que esto nos gusta, que es nuestro modo de apoyarle en su sueño.

Autenticidad y valentía: para ante todo, respetarte y mostrarte a los demás tal cual eres. Y si realmente no te apetece ir a esa fiesta a la que te han invitado, si no te sientes animada/o para participar en grandes celebraciones, dilo. Respétate a ti mismo por encima de todo. No es egoísta, es ser honesto, honesta, contigo y con los demás. Se necesita ser valiente para hacerlo, y lo más probable es que no pase nada, que las personas que te quieren, entiendan y respeten que hayas elegido no ir. Sentir que te respetas, que has sido fiel a ti mismo, es una de las muestras de amor más grandes hacia uno mismo y hacia los demás. Sinceramente, a mí me gusta que la gente que elija estar conmigo, celebrando, lo haga porque le apetece, porque se siente a gusto, sino, prefiero que no esté, será que no es su día, que elije estar conmigo en otro momento, tántas cosas…si lo ves con amor y respeto, todo es perfecto.

Y valentía también para permitirte estar triste. La tristeza es la emoción de la creatividad, de la creación. Es la emoción que nos da la oportunidad de conocernos a nosotros mismos, de ensimismarnos. Uno se tiene que ensimismar, pasar tiempo en el desierto, vivir su “noche oscura del Alma” para desde ahí, llegar a la Alegría. Así que también puede ser tiempo de sentir tristeza, melancolía. Permítete vivir la Navidad desde ahí también, si así lo sientes!

Ilusión y emociones: ¿Qué recuerdos tienes de tu Navidad cuando eras pequeño? Yo recuerdo los días en Pradoluengo, con mis hermanos y mis primos, mi padre y mi tío nos llevaban al monte y allí jugábamos con los sacos de plástico a “volar” por la nieve,  recuerdo el chocolate que mi tía nos preparaba por las mañanas para desayunar, los juegos alrededor de una cocina de leña, las sesiones de películas de risa, el fin de año todos juntos, las actuaciones que preparábamos para nuestros padres, abuelos, tíos…recuerdo la noche de reyes, la ilusión, la impaciencia, los calcetines preparados, los gritos de ilusión al descubrir los regalos, el olor a antorcha que dejaban los pajes cuando llegaban al pueblo, la magia en estado puro…no recuerdo ni un solo regalo (bueno sí, mi primera bici azul) y sí lo que sentía entonces. Y es que Re-cordar, dice Luis Emilio Oliver, es traer el sentir. Y sólo recordamos aquello que nos hizo sentir, recordar es traer el sentir a la mente y al corazón. ¿Quieres que estos sean días para recordar? Siéntelos, vívelos, aderézalos con emociones fuertes, esas que se quedan en el corazón para siempre, que te hacen sentir viva, vivo, que te recuerdan que merece la pena vivir intensamente! 

Presencia: sobre todo, vivir con presencia. En estos días tenemos la oportunidad de parar, de vivir junto al fuego de nuestra chimenea, en un paseo por el monte…dónde tú elijas, momentos de silencio, de escuchar hacia dentro, de sentirnos. La Navidad es un renacer, es la oportunidad para Re-Crearnos. De no conformarnos con lo que somos, sino crearnos cada día, desde el recuerdo de lo que somos. Cuando vayas a esa cena en familia, cuando estés con tus hijos estos días de vacaciones o con tus amigos o compañeros de trabajo, o en la cocina preparando la comida de Navidad o celebrando el fin de año, estate presente. Date el regalo de sentir la unión y el amor que está ahí en ti, reconoce al ser humano único que está compartiendo contigo ese momento, celebra el encuentro, celebra la vida. No hay que hacer nada extraordinario, quizás tan sólo conectar con ese Amor con mayúsculas que en esta época del año está más presente, sentir que todos, juntos, somos Universo.
Dice Lao Tse “Todo camino, por más largo que sea, comienza por un pequeño paso” hagamos que nuestro pequeño paso sea celebrar esta Navidad de forma creativa, consciente, presente. Y que no falta la ilusión y la magia. Quizás esto sea lo que nos salve y más nos acerque al Amor y a nuestra humanidad.
 
Empecemos a hacer las cosas conscientemente y porque de verdad queramos hacerlas. No continuemos atados a compromisos pasados que sólo nos ahogan, a tradiciones que sólo hacemos por obligación, por lo que dirán o pensarán de nosotros. Vamos a mirar hacia dentro, a escucharnos, a reconocer nuestras necesidad, a buscar nuestra verdad, nuestra autenticidad y expresar nuestros deseos auténticos , aquellos que nos nacen del corazón y nos hacen sentirnos bien. Dejemos que nuestros sentimientos se expresen, empecemos a ser nosotros mismos sin máscaras, sin ataduras, sin dudas y sin miedos  Podemos hacer que celebrar esta Navidad sea celebrar nuestro comienzo en la búsqueda interior o espiritual; puede ser el inicio de una nueva forma de vivir, de ver la vida.
 
Te deseo una Feliz Navidad, un Feliz Renacer.

 
 
 
(Gracias por el video, Teresa)

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por este bonito artículo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a tí, Dori. Por tus palabras y por tu dedicarme este ratito. Feliz Navidad!

    ResponderEliminar